domingo, 4 de octubre de 2015

CONCEPCIÓN PSICOANALÍTICA DEL CÁNCER


 Tomaremos el cáncer como ejemplo, entre muchos, de enfermedad somática. Podemos suponer que existen  una serie de condiciones para enfermar de cáncer:

Resultado de imagen de cancerLa primera consiste en una fijación a un período prenatal de la evolución libidinosa, que corresponde al desarrollo embrionario. Todos los seres humanos experimentamos fijaciones que permanecen como deseos inconscientes, insatisfechos y reprimidos y que configuran disposiciones latentes. La cuota de fijación embrionaria que constituye la precondición cancerosa puede concebirse como un deseo narcisista prenatal que no se integra con el desarrollo que emprende el resto de la personalidad hacia los estadios sucesivos, y permanece completamente ajeno a la conciencia.

La segunda consiste en un fracaso, actual, de la gratificación libidinosa correspondiente  a los últimos estadios de la evolución que la sexualidad ha alcanzado en una persona. Especialmente en aquellos que, para la persona, son los más eficaces y constituyen su modo habitual de descargar la libido. A partir de esa frustración se condiciona una regresión que incrementa la energía pulsional contenida en la fijación narcisista embrionaria, reactivando las fantasías que ese núcleo inconsciente contiene.

La tercera consiste en la imposibilidad de descargar a través de cualquier otro de los estadios posteriores de la evolución libidinosa, la excitación generada en la fijación embrionaria.

La etapa que sigue a la fijación narcisista surge de la relación de objeto endogámica que el niño establece con su madre y excita los deseos incestuosos que determinan el complejo de Edipo. Por ese motivo, el fracaso en la descarga que constituye la tercera condición, surge, la mayoría de las veces, como un fracaso en la descarga de la excitación incestuosa que, en situaciones normales, se satisface con objetos consanguíneos en forma sublimada o coartando y sustituyendo su finalidad genital.


Así pues, la enfermedad cancerosa se desencadena por un tipo particular de fracaso, constituido por la pérdida de la satisfacción de los deseos inconscientes correspondientes a un vínculo incestuoso. La forma patológica del narcisismo esconde  una íntima traición del amor a si mismo. Es soledad, incomunicación, aislamiento, desinterés en los otros, falta de participación en la comunidad, falta de curiosidad en la vida. Una pérdida de entusiasmo y del significado de los actos del vivir, que desemboca en la hipocondría, en el temor a la ruina en el terreno de la salud o del dinero, en el tedio o en el sentimiento de vacuidad y de fracaso.

Adaptado de "Chiozza, Luís, Una concepción psicoanalítica del cáncer". Alianza Editorial.

sábado, 3 de octubre de 2015

NEUROSIS, PSICOSIS Y PATOSOMÁTICA


Resultado de imagen de FREUD Freud sostuvo que los afectos son reminiscencias, es decir que, lejos de corresponder a una situación actual, son un modo de recodar un suceso pasado que en su momento fue justificado pero que en las condiciones actuales es tan injustificado como un ataque histérico. Así que el afecto se puede considerar como una “bisagra” que articula los territorios “psíquico” y “somático”: por un lado es un recuerdo psíquico y por el otro una descarga real somática.

Cuando sufrimos una enfermedad que se denomina neurosis es porque hemos necesitado defendernos de un afecto hacia una determinada persona o situación, que hubiera sido penoso experimentar concientemente, así que preferimos desplazarlo o transferirlo sobre la representación de otra persona o de otra escena. Por ejemplo, Juanito, el niño cuya fobia Freud psicoanaliza, prefiere temer y odiar a los caballos que a su padre.

Cuando enfermamos de otra manera que se llama psicosis, para evitar el desarrollo de un afecto penoso, necesitamos cambiar la imagen que tenemos de la realidad, alterando nuestro buen juicio acerca de ella. Como ejemplo, una madre que, ante la muerte de su hija, acuna un pedazo de madera para poder continuar descargando un afecto de ternura en vez de una insoportable tristeza.

La clave de inervación es la idea inconsciente que determina la particular cualidad de cada una de las distintas cargas motoras vegetativas que caracterizan a los distintos afectos. Neurosis y psicosis mantienen la coherencia de la clave de inervación.

Pero podemos enfermar de otra manera: el desplazamiento de la importancia puede realizarse dentro de la misma clave de inervación de los afectos, así que algunos elementos de esta clave reciben una carga más intensa en detrimento de otros. Cuando esto sucede, la conciencia ya no percibe una emoción sino un fenómeno que denomina somático porque la cualidad psíquica, el significado afectivo de ese fenómeno, permanece inconsciente. Toda enfermedad somática puede ser concebida como una descomposición patosomática de afecto.
(Adaptado del libro: Chiozza, Luís, "¿Por qué enfermamos? La historia que se oculta en el cuerpo". Txalaparta, 2010)